24 LA BEBIDA CONCUBINA HOMICIDA

El médico me prohibió beber licores con más de cuarenta grados. Cuatro copas de vino máximo. Los síntomas: el hígado dando mordiscos a mi costado, quejándose sin lograr hacerme abstemio. La mala digestión molestando tanto como acechante suegra. Peligroso es el suave sonido del corcho saliendo lentamente por el cuello húmedo de vidrio de las botellas de vino.

El alcohol, alcahuete adolescente, navaja con empuñadura nacarada, helada soga, iceberg diminuto, alberca de espectros.

La bebida potente alcahueta que ayuda a complacer clítoris excitados, guadaña escarchada que deja barranca en los labios, demoledora de huesos, siniestra antropófaga que sangra gritos en espacio líquido de amarillo doble.

Embriaguez, orquesta lubricante, museo de anécdotas inútiles, obscena caligrafía en baños públicos, sirena en océano rebosante de accidentes, ave de rapiña embotellada, amante líquida maquillada con puñales, gatillos disparados entre muslos burbujeantes, bandolera irresistible.

El médico garabateó la receta para proveerla en la botica, sin embargo, aquella hoja de papel con los nombres de los fármacos me estorbaba tanto en mi bolsillo que la arrojé a la calle, quedó inmóvil en el suelo convertida en esquela endosada, haciendo eco entre sus pliegues arrugados, silbido que me recordó la primera virginidad disfrutada, las ninfas embriagadas y yo besando embriagados cadáveres sepultados en los lechos, alegría de senos mordisqueados, suaves tonterías y ocurrencias que logran abrir una tímida vagina.

El trozo de papel movido con el aire se convirtió en canica inflada de mapamundi volando a poca altura pareció pálida mantarraya recordándome hímenes ofrecidos entre tintines de hielo derretido semejante a promesas incumplidas. Aleteos submarinos aferrándose a corales en desintegración emocional. La receta médica se ahogó en una indiferente alcantarilla. La desganada caligrafía de aquel médico se disolvió en inútil berrinche sin poder evitar que yo siguiera ahogándome en las delicias del vodka fertilizando mi inconformidad.

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©Manuel Peñafiel - Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.

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