40 SUPERVIVENCIA SOLITARIA

© Manuel Peñafiel, Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.

6/5/202511 min read

Cuando me siento vacío de compañía o infectado mi cerebro por dudas y ansiedades, acudo a sitios donde encuentro apariciones de dioses o demonios fundidos en bronce, pintados al óleo o esculpidos y escupidos tras dolorosas contorsiones existenciales. Ante estas escenas desaparece mi orfandad y atisbo rastros de efímeros mesías que cundieron sus vidas expresando las llagas del espíritu.

Dentro de estas catedrales con taquilla voy recogiendo los espejos rotos de plegarias incompletas, las iridiscencias que despiden gemas pulidas con torno ácido movido por mineros irredentos, aquellos artistas que aventurándose dentro de las cavernas de la psiquis hallaron los medios para poblar de íconos mundanos los museos, que son mis templos.

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Siempre le he temido al fuego, pues soy un hombre de papel, mis palabras y fotografías están ahí impresas. Por lo tanto me propuse digitalizar buena porción de mi archivo de diapositivas a color, la faena fue ardua pues fueron miles de fotografías; en este medio también incluí algunos cuentos ilustrados con fotomontajes digitales realizados en 1996, después de nueve meses empleados en la producción, se conformó el disco compacto para computadoras intitulado Pasión por la luz. Terminar esta obra me obsequió tranquilidad, pues mi esfuerzo está rescatado ahí, multiplicado de tal manera, que ya no existe el peligro de una destrucción total a mi obra ocasionada por un incendio.

El tiempo ha transcurrido, cuando la gente me pregunta como estoy, les respondo que ya repuesto, disfrutando de mi soltería.

El otro día que le platiqué a Eva mi ama de llaves que yo estaba escribiendo mi biografía, ella comentó: Que bueno, le ha de servir de desahogo”. Es verdad al escribir siento que recupero lo pasado, disfruto de nuevo y desgasto una vez más el dolor.

Espero no haber sido grosero al describir deliciosas intimidades con las mujeres que he conocido, si lo hice es porque siempre defenderé la tesis de que el cuerpo y los sentidos son dones que debemos disfrutar sin culpa alguna.

Cuando escribo acerca de las distintas compañeras que he tenido me considero afortunado, la vida ha sido espléndida conmigo al darme la oportunidad de proporcionar y proporcionarme placeres, dichas sensaciones han encendido el motor mental que automáticamente ha generado producción artística.

Mi aversión a la muerte ha sido compensada con la sensación de que no he vivido en vano, tengo la satisfacción de haber dejado el rastro de mis libros y fotografías.

La soledad es mi estado crónico, es la condición exigida por la vida, a cambio de ser capaz de parir criaturas visuales que pueblan mi universo propio, y cuando salgo de mi propio cosmos con desencanto soy testigo de que el cambio para mis paisanos aún no llega, acompañado de mi cámara vuelvo a mirar la pobreza de mi gente, miserables aldeas indígenas, las niñas desnutridas y soñolientas dentro de primitivas chozas de vara y paja, los niños barrigones con intestinos infestados de parásitos, las mujeres con los pechos secos incapaces de amamantar a sus anémicas criaturas.

He visto a los hombres amargados y resentidos, trabajar el campo, incapaces de saborear el producto de cosechas. Atisbé a esos mismos hombres, embriagados con alcohol y desaliento. Mis botas se enlodaron en las fangosas calles de las ciudades perdidas que circundan la metrópolis. Volví a visitar la atrasada adormilada provincia a donde el progreso no llega ni la inversión pública.

Ahora después de tantos años de frustración yo pregunto a los gobernantes: ¿ cuándo van a sentir verdadero respeto por nuestra nación ?, la cual ha sido saqueada y vapuleada.

Todos queremos ver el progreso, disfrutar lo que nos corresponde. Este país es nuestro y nos indigna que los beneficios de sus riquezas naturales se las embolsen las familias en el poder y los políticos corruptos. Aquí hay oro pero nuestro porvenir no brilla. Tenemos todo, carnosa fruta, hidrocarburos, bellezas naturales, metalurgia y sobre todo materia humana que a pesar del maltrato burocrático, busca una salida. Muchos mexicanos ansiamos el avance económico, los campesinos, obreros, artistas, comerciantes, artesanos, oficinistas, micro empresarios, estudiantes, amas de casa y la ciudadanía en general.

Queremos deambular por calles limpias y alumbradas, deseamos confiar en la policía y el ejército al servicio de la comunidad. Necesitamos funcionales hospitales en provincia, los niños exigen por derecho propio escuelas dignas.

¿ Cuándo los encumbrados en el poder poseerán honestidad y devolverán los billetes robados ? Ese dinero nos pertenece a los contribuyentes que trabajamos honestamente, pero que no contamos con la inversión pública a la que tenemos derecho.

¿ Acaso esta gente enriquecida en el poder, no siente piedad por los indigentes que nacieron y murieron en la miseria, sin jamás probar el azúcar de la vida ? Sus escandalosas cuentas bancarias solamente conseguirán reafirmar su desprestigio y deshonor. Serán apellidos manchados inscritos en la enciclopedia de la infamia, sus descendientes traerán el estigma de encubierta delincuencia. ¿ Qué podrán adquirir con sus billetes ?, sino el desprecio de la opinión nacional e internacional. Es necesario trabajar por el desarrollo personal y después de nuestro esfuerzo, exigir valientemente nuestros derechos ciudadanos a aquellos que manejan el presupuesto nacional. Ya no es posible vivir sojuzgados, es grotesco e insultante que en México haya todavía niños que mueran por disentería, obreros mal pagados, mujeres golpeadas, y emigrantes que acosados por el hambre tengan que buscar trabajo en el extranjero soportando humillaciones y racismo.

México es nuestra casa, nuestro hogar, este suelo donde nacimos nos otorga derechos propios, los beneficios deben ser para todos, no solamente para unos cuantos en el poder los cuales impunemente durante generaciones han vendido a la patria, la han sangrado, pisoteado y humillado. México es mío, tuyo también y de todos los que verdaderamente amemos a nuestro país deseando que nuestros niños vivan en una tierra digna donde haya educación, prosperidad y unión entre paisanos.

Tenemos que alzar la voz para que seamos escuchados y la impunidad de los poderosos sea minada y si no actúan por su propio llamado de conciencia, nosotros la ciudadanía debemos presionarlos para que se comporten de otra manera, olvidándose de egoístas ambiciones, para dedicarse realmente al servicio público.

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La gente acude aglomerada para ver la exposición de moda, sin detenerse a pensar, que para que un creador alcance tal meta fue necesario trabajar durante mucho tiempo, mostrando su obra en galerías y museos.

La noche de la inauguración de las exposiciones, la gente acude a admirar la obra o criticarla afilando la lengua con sorbos de buen vino. Pero antes de la noche de gala, los artistas tuvieron que entregar la obra prometida, discutir con el impresor de las invitaciones cuando los tonos son disparejos a la obra original, buscar alguna persona conocedora cuya autoridad sea aval en el texto de presentación, y esa noche recibir al público que se abalanzará cual feroces fieras a desgarrar lo que está colgado.

Digamos que las exposiciones presentadas en galerías y museos es lo que florece, pero antes de esto, sus directores tuvieron que formarse, estudiando, viajando, buscando talentos o detectando donde existe obra meritoria.

La galería válida es aquella que no vende cuadros como simple tienda, al contrario, galería dinámica es la que promueve a sus artistas esforzándose por abatir fronteras buscando horizontes anchos.

Promover al arte es ardua tarea, ingrata, amarga muchas veces, pero diversas galerías han superado episodios deprimentes para continuar contribuyendo al desarrollo de las artes internacionales. Dichas galerías han sobrevivido durante años mientras México ha experimentado cambios importantes, bonanzas, crisis, violencia, desasosiego, esperanza, desilusión, templanza. Presente siempre el arte, rebotando, y reflejando los síntomas de nuestra época con exorbitantes pinturas al óleo, atrevidos brochazos, esculturas en recios metales o fornidos mármoles, imágenes gráficas, todo un volumen de trascendente creación.

Escribo esto pues soy afortunado, al principio de mi carrera mis fotografías estuvieron colgadas en diversas galerías que sirvieron de escaparate que sirvió para que después llegaran a distintas partes del planeta. Estas galerías siempre abiertas a tendencias nuevas, acogieron mi obra allá en mil novecientos setenta y cinco con fotografías realistas de 1975 cuando plasmé los vibrantes y trágicos colores de México. Después mis imágenes abandonaron la realidad para abordar lo fantástico en el laboratorio fotográfico; aquella primera colección imaginativa la intitulé Lo real, lo irreal y lo imposible, realizada en 1978, y en 1979 le siguió ¿ Evolución ?

En 1996 después de largo peregrinaje visual abordé la fotografía enriqueciéndola digitalmente en la computadora.

Para construir digitalmente a mis imágenes escogí desafiantes desnudos, pues creo que ciertas personas sienten por el cuerpo humano fascinación impregnada de temores para abandonarse a deseos espontáneos. Empleé la voluptuosa figura femenina, ya que para mí representa la potencia del ser humano que por ser tan vehemente, a veces asusta al que no se atreve a sincerarse consigo mismo.

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Con los ojos abiertos pero no cansados, veo mentalmente a las mujeres que he poseído, las observo desfilar envueltas en luces encendiendo sus pechos de apetecibles duraznos veraniegos y de sus íntimos rincones ellas susurran una adivinanza, cuya respuesta está entre cremosos mares de muslos, cada una fue una pez hambrienta.

Parpadeo y se desvanecen, sin embargo vuelven a aparecer, entonces aparece una niña asustada cuando su abuela materna escupió en sus tiernos oídos que ella era la culpable de que su madre intentara suicidarse.

¿ Aquella abuela era malvada o enferma ?

La respuesta sirve de poco, pues el caso es que la niña creció dañada.

Y de esta manera continúan ante mí las imágenes femeninas desvaneciéndose como el lejano latido de un crepúsculo, idílicas flamas que algunas veces reconfortaron a mi ánimo.

Es duro ser testigo del sepelio de nuestra propia juventud.

Sin embargo no hay amargura en mí…..busqué encontré, perdí, pero la experiencia es tatuaje en la memoria.

Tanto he sentido que no me arrepiento de haber buscado.

Vinieron torbellinos de niñas y mujeres maquilladas con sangre cuajada de aves deshuesadas durante la fría tarascada de la madrugada existencial. Y vinieron once niñas con la faldita corta, se quitaron sus calcetas y a todas les mordí las rodillas, luego se desvanecieron calientes como la última brisa tropical.

Pasaron dos sirenas que dieron a luz a un caracol y a una ola negra. Las desvestí de sus escamas, y cuando iba a penetrarlas sus cuerpos se hicieron ahora de cristal y me cortaron, así que mi esperma quedó flotando hasta que un albatros lo atrapó en medio de un pez distraído y en su pico lo llevó hasta la punta de una roca. Con el calor el esperma se convirtió en falo que alumbra a los barcos. Las niñas se alzan la falda, pero no pueden penetrarse a tanta altura que despunta entre las risotadas de las olas. Solamente se consuelan con los viscosos ojos de los erizos, y entres sus tersos muslos escurre puré de alga y placenta submarina.

Ahora han nacido doce sirenas.

Una de ellas es negra con labios plateados. Otra del color de los suspiros con los pechos tatuados de mariposas y manzanas. La otra era de madera y despiadados marineros la clavaron a la proa de su buque. Las otras nueve sirenas solo duermen, las mantienen amodorradas los ecos del mar.

Y vinieron torbellinos cromáticos de nubes, de nahuales, de gritos y desiertos, de humo dulce y estornudos de ballenas.

Torbellinos de manos largas, de pieles de lagarto, de enaguas anaranjadas, de sombras suaves y de duras penumbras.

Y vino todo y se amamantó de mi pecho, y cuando oigo las patadas dentro de mí, pienso que un día volveré a nacer.

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Sobrevivo tras derrumbes en la mina que ha sido mi vida, buscando la veta de la trascendencia, excitante es la existencia para pasar por ella sin hacer el intento por testificar alguna de sus maravillas o desastres. Esta es la razón por la que pretendo dejar algo a mi paso, testimoniar el drama cotidiano, la efímera belleza o los suspiros del espíritu.

Mi vanidad ha sido crucificada, ávidas aves de rapiña me acometieron para destripar mis entrañas maceradas en añeja fermentación. Pensé que aquellos dolores que yo mismo infringí a entregadas mujeres, quedarían impunes, pero no fue así.

Episodios de mi vida en prosa escrita con deshilachado encaje de promesas rotas. Años húmedos de besos y lágrimas que no reconforté, volteando mi egoísta rostro proseguí el sendero, vertiendo licor dentro de mí para que la navaja transparente abriera mis intestinos que dolían con el hambre de una autoestima agujerada.

Durante los años setenta por medio de la fotografía intenté denunciar la injusticia social, fue inútil, la gente no se conmovía con el drama viviente de los marginados, así que tampoco se exaltaron con mis harapientas imágenes en blanco y negro.

Durante los años ochenta, el vodka continuó flagelando al hígado y asesinando a las neuronas. La realidad era demasiado dolorosa, así que dentro del laboratorio inventé mis propios paisajes y por ellos corrí, y cuando mis pies sangraban yo construía mis fotografías, la gente pensaba que yo era todo color y alucinaciones, jamás percibieron que detrás de esa humareda cromática, ardía yo en mi propia pira devorado en dolorosa inconformidad.

Debido a la irresponsable contaminación atmosférica me vi forzado a salir de la Ciudad de México, con tristeza dejé mi enorme habitat de asfalto y neón trasnochado.

Llegué a Cuernavaca a construir una fábrica de arte donde continué escribiendo. Las palabras se desvanecen en la dimensión después, por eso necesito expresarme por escrito…..hablar es primitivo, escribir es casi eterno.

También realicé lienzos al óleo después de haber estudiado dibujo y pintura en la Académie de la Grande Chaumiére en París en 1983, pues constantemente los colores me persiguen para vertir aquellas experiencias vividas o fermentadas más tarde por las noches cuando duermo sin descansar completamente; sino desdoblado por los sueños y pesadillas viajo por páginas pretéritas o venideras, escritas con los genes imbuidos por milenaria herencia.

Cuando las alergias impidieron introducirme en las catacumbas del revelado en 1996 busqué medios para seguir construyendo mi carnaval de ideas, así llegué a los fotomontajes digitales que son imágenes enriquecidas provenientes de mis archivos fotográficos con los cuales diseño las escenas que deambulan en mi psiquis.

Mi estilo fotográfico siempre ha sido diverso y espontáneo similar a la vida, lo mismo puedo fotografiar a un pordiosero, a un huérfano, o sembrar paisajes poblados con diosas aladas. Mi fotografía lo mismo ha reproducido a la realidad que construido senderos y pirámides hacia meditación y ensoñación.

Áspera montaña mi existencia ha sido, escalando hacia volátil quimera bautizada como Arte. Con sangrantes dedos me he sujetado para no caer al abismo depresivo, volviendo a levantarme, después que de bruces se han hecho añicos variadas ilusiones. Sin embargo siempre he hallado optimistas bálsamos que me han auxiliado para reconciliarme con la vida, la cual me ha llevado al estado donde no soy capaz de separar la realidad de mis oníricos recuerdos, deambulo empapado de vigentes sensaciones y pretéritas vivencias, donde danzan poemas oxidados, alientos de personas muertas, a quienes trato de resucitar sembrando semillas de azucenas moribundas. Camino por sendero que mis propios pensamientos trazan, quemando con optimistas llamas aquellas oscuras zarzas envenenadas por el derrotismo. Aún quedan muchos años aguardando con primaveras de incienso milenario, pues el devenir no termina, la profunda incógnita del tiempo lleva la energía de nuestra mente hacia el nido que nosotros somos capaces de construir para de ahí inaugurar renovados vuelos.

En algunas ocasiones he sido víctima de mi propio atrevimiento hacia la vida, sin arrepentirme a pesar de las resacas emocionales dispuesto estoy a volver a embriagarme con el riesgo, si se presentara repetida ocasión durante la cual escuche mis propios bramidos de placer.

Nací con desnudos sentimientos y así he sido capaz de volatizarme abrasado por calientes colores vistos como trotamundo.

Moriré satisfecho, pues mi paladar sentimental disfrutó manjares femeninos, mis están labios ampulados de aventura, mis ojos vieron palacios intelectuales construidos por la humanidad, y mis puños de expresión golpearon con inconformidad visual cuando la mentira cubrió la apariencia de los hechos con oscura melaza demagógica.

Detuve a tiempo mi petulante ascenso laberíntico, ahora sé que la reconfortante hoguera está dentro de uno mismo, la flama es alimentada con ideas positivas, el cerebro es un orbe esperando a ser poblado con proyectos propios, y después allá afuera romper el silencio con respuestas propias.

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©Manuel Peñafiel - Fotógrafo, Escritor y Documentalista Mexicano.

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